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Las familias del accidente escolar denunciarán a la empresa del chófer de Fuenlabrada

El conductor estaba bajo los efectos de la droga, según fuentes de la investigación

Los servicios de emergencias retiran con la grúa el autobús escolar accidentado en Fuenlabrada - JAIME GARCÍA

Esteban García, de 34 años, el conductor del autobús escolar que volcó el miércoles en una rotonda de la M-506 tras comenzar la ruta escolar –y que provocó heridas leves a 21 menores–, tenía «evidentes síntomas de estar bajo los efectos de la cocaína». Así lo aseguraron ayer fuentes de la investigación. Dichos signos se percibían en sus ojos, en su forma de expresarse e incluso de moverse. Sin embargo, el chófer negó un consumo reciente.

Ahora será el contraanálisis, que se va a agilizar, el que determinará el nivel de concentración de la sustancia en sangre y que permitirá averiguar cuándo y cuánto consumió Esteban. Este, que llevaba desde el 10 de enero haciendo la ruta que llevaba a alumnos de entre 11 y 14 años al Instituto Jimena Menéndez Pidal de Fuenlabrada, dio positivo al narcotest en cocaína. Dicha prueba registra trazas de la sustancia en la saliva entre 6 horas y un día después del consumo, aproximadamente.

Ante la gravedad de lo sucedido, los padres de los alumnos del IES van a denunciar a la empresa del conductor. Flocarbus S.L., de Humanes. «No podemos tolerar que nuestros hijos estén en peligro por estar en manos de irresponsables. Primero vamos a esperar a que pasen unos días y los niños se recuperen. La semana que viene nos reuniremos para emprender acciones legales», explicó a ABC Gema, madre de una de las menores.

«Ha sido una experiencia muy fuerte y aunque, gracias a Dios no ha pasado nada grave, podría haberlo hecho», recalca. Esta mujer relató que algunos de los chicos heridos con golpes y magulladuras en diversas partes del cuerpo, como el cuello o cabeza, tuvieron que volver al hospital, y a varios les pusieron collarines. La buena noticia es que la niña que estaba ingresada fue dada de alta ayer.

Su hija, que fue una de las que no cogió la fatídica ruta «porque vio al conductor hacer cosas raras, como mover las piernas de una forma anormal y en un estado de visible nerviosismo», tenía pensado ir a hablar justo el día del accidente con el jefe de estudios para explicarle la actitud del nuevo chófer, agregó. «El día anterior lo pasaron muy mal, ya que en el viaje de regreso iba demasiado rápido, lo que les hizo temer lo que al final ocurrió», indicó Gema.

«Mi hija, que fue el miércoles al instituto, estaba tranquila,pero al ver las imágenes en la televisión y revivir lo ocurrido no hacía más que llorar; hemos tenido que ir al médico», explicó. «Hoy (por ayer) solo han ido 14 o 15 alumnos en el autobús, la mitad de los del día del siniestro» concluyó.

No hubo fallo mecánico

En cuanto a las causas del accidente, se ha descartado ya, prácticamente, el fallo mecánico, según fuentes de Instituto Armado. Las pesquisas se centran en determinar cómo influyó la ingesta de droga de Esteban en su manera de conducir y, por tanto, en lo ocurrido, y en la falta de adecuación de la velocidad a la vía. Esto último quiere decir que, aunque el tacógrafo ha registrado que iba a 41 kilómetros por hora en una carretera limitada a 40, por lo que no iba rápido –por eso el bus ni se cayó por el terraplén aledaño ni se deformó como hubiera ocurrido en caso contrario–, el chófer pudo haber actuado de forma incorrecta en función del estado de la calzada, de si había algún obstáculo, mucho o poco tráfico... una serie de variables que habrá que determinar. Además, también se baraja si realizó una maniobra errónea o se despistó.

A este respecto, los alumnos que iban en el bus indicaron: «La velocidad era muy alta, de repente notamos un bache y antes de volcar, la rueda izquierda delantera tocó el bordillo». Ninguno de ellos llevaba puesto el cinturón de seguridad.


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